Amistades de dos días.

Te conocía de dos días y te llamaba amiga. No me di cuenta de los que estaban día a día, olvide a los de siempre, se me subió la tontería. Pensé que podía confiar, como mi mejor amiga te empecé a tratar, olvidándome una y otra vez que eras una conocida sin más. Compartíamos cuatro cosas básicas, nada más, no discutíamos, y no era porque pensábamos igual, sino que las ficticias opiniones eran las que solíamos mostrar. Ahora nos hemos dado cuenta de que somos polos de igual polaridad, nos repelemos por norma básica, no elegimos, pasa sin más. Se nos abrió la mente vimos realmente la situación de verdad, cada una tomamos nuestro camino, pienso si algún día se volverán a encontrar.

Un nuevo amanecer.

Un tal vez, un quizás, cualquier palabra o cualquier lugar donde volver a empezar.

Querer es poder.

Quiero dejar de soñar. Quiero que vuelva la normalidad. Quiero ser ciudadana del mundo real. Quiero avanzar y dejar el pasado atrás. Quiero regresar del País de Nuncajamás. Quiero llorar, si eso me ayuda a olvidar. Quiero llegar a mi propia meta y ganar. Quiero recuperar mi preciosa sonrisa y volver a conquistar. Quiero caer lentamente y después poder levantar. Quiero aprender de mis errores para no volver a tropezar. Quiero abrir los ojos y no volver a chocar. Quiero, por tan solo unos segundos, dejar de recordar.

Camino. (Reflexión)

¿Podemos realmente quejarnos de la vida? La vida nos ofrece el amor de una familia, una cama donde dormir cada noche, un tazón de leche cada mañana al despertar, unos preciosos ojos para descubrir el inmenso mundo que nos rodea, ¿porque tanto egoísmo nos ciega? ¿Existen explicaciones para tenerlo todo y pedir aún más? ¿Porque no apreciamos lo que tenemos en vez de añorar lo que nos falta? ¿Porque? Atribuyen al hombre la cualidad de la inteligencia, de la razón y del sentido común, ciertamente en gran parte lo es, pero ¿porqué no añadir también nuestro egoísmo? Esa tonta manera de ver el mundo desde el peor ventanal y atribuirnos terribles desgracias que no lo son tal, jamás hemos mirado vidas diferentes en las que realmente se aprecia el mal, siendo sinceros, mirando todos esos mendigos, pobres y enfermos, nosotros, afortunados jóvenes del siglo XXI ¿De que podemos quejarnos?